Estos muchachos le hicieron frente a todo. Al golpe del día anterior, que después de haber ido ganando 4-0 perdieron 5-4. Al gol madrugador del “Turco” Olaya para el rival, que anoche se dio a los 20 segundos de juego. A todo lo que significó un impedimento. Concepción hizo honor a sus pergaminos. A su historia. Jugó a dientes apretados y logró lo que buscaba. Cerró (3-1) la serie final ante Banco Hispano, ganándole 2-1 en un partido duro y emotivo y se consagró campeón de la Liga Nacional A-1 de hockey sobre patines. Lo logró por cuarta vez en su historia y eso no es poco.

Las cartas ya estaban jugadas. Concepción llegaba con la ventaja de tener un triunfo más en la serie. Hispano con toda la fuerza buscando equilibrar eso para forzar un quinto choque. Por eso salió el partido que salió.

El comienzo fue sorpresivo. Diego Olaya madrugó con un gol para Hispano a los 20 segundos. Recibió un pase profundo y venció al gigante del Conti Acevedo, el arquero que a la postre fue una de las grandes figuras del Azul. Parecía que los nervios le iban a jugar en contra a Concepción. Pero no pasó eso. Si bien Hispano tuvo otras oportunidades, el Azul empezó a equilibrar a fuerza de hacerse de la bocha.

Pasaron casi 6’ y los dirigidos por Lito Belbruno plasmaron en la red su reacción. Franco Pellice desbordó por la izquierda y metió un pase preciso al corazón del área rival. El “Taco” Raed, viejo lobo, clavó su estiletazo para el empate. En lo que quedó de la primera etapa se repartieron dominio de la bocha. Aunque Hispano tuvo más y mejores chances. Un tiro de Gonzalo Gómez dio en el palo, en una. Acevedo le tapó el gol a Olaya, en otra. El Azul se mostraba desordenado. Hispano con poca efectividad. Ambos empezaron a jugar con lo máximo permitido por posesión de la bocha (45 segundos). Lo hicieron más por respeto al rival que por convicciones propias.

El complemento mostró más de lo mismo. David Páez moviendo los hilos del Azul. Juan Soria haciéndolo para Hispano. Aunque los dos equipos empezaron a abusar del tiro de larga distancia. Y ahí perdieron. Porque los dos arqueros -Conti Acevedo y “Pocho” Svriz- lucieron atentos e impecables. Los técnicos, como todo el partido, rotaron en forma permanentes a sus jugadores.

Parecía que se venía un nuevo empate pero el destino tenía algo reservado. Faltaban 6’ y Mauro Giuliani ensayó un tiro raro que dio en el patín de un rival y la bocha se fue mancita al gol. Era el 2-1 y el delirio Azul. Lo que quedó, pasó como un relámpago. Y Concepción gritó campeón.