El primer Superclásico de la historia en San Juan poco vuelo futbolístico tuvo. De un primer tiempo que nunca terminó de armarse, a un segundo parcial en el que la diferencia la sacó Boca simplemente en virtud al ingreso del volante Pablo Pérez y la capacidad para definir de Junior de Benitez. Y un escalón por debajo de Fernando Gago, el líder del Xeneize.

En esos tres nombres se escudó el triunfo del equipo de Barros Schelotto, que sin mucho brilló, al igual que River, le bastó con ser un poco inteligente en el complemento.

Y allí es donde Pérez termina siendo el hombre clave para el festejo y la obtención de la Copa en el Bicentenario, ante 22.000 personas que vieron el show que estos dos "grandes" generan en cualquier lugar a donde van. Porque Pérez ingresó desde el arranque del segundo parcial, se paró junto a Gago y desde la fortaleza de su marca, el temperamento para desenvolverse, y el juego que le aportó para abrir espacios, Boca creció y se quedó con el partido.

Y es que cuando el xeneize ganó el mediocampo, apareció Gago con un asistencia desde su propio campo, para en una veloz corrida de Benítez y tras la "siesta" que se durmió Barboza, el ex Sporting Braga portugués definió cruzado, ante la complicidad del arquero Lux. Doble error de River, pero mucho de picardía y oportunismo de Benítez, quien marcó la diferencia que hubo entre dos equipos que poco hicieron por el espectáculo en San Juan.