El destino quiso que no sea un día cualquiera el del fallecimiento de Diego Armando Maradona. Porque esos guiños quisieron que sea justo el mismo día que el de la muerte de Fidel Castro, un referente de sus ideales, un amigo y un hombre que lo ayudó mucho en su recuperación en Cuba. 

El 25 de noviembre de 2016 quedó marcado a fuego en el corazón de Diego con la despedida a Castro, que tenía 90 años. Cuatro años más tarde, ese corazón se apagó a los 60 años, no resistió y el mejor jugdor de la historia pasó a la inmortalidad.