Falta exactamente una semana para el inicio de la serie de la Zona Americana I de Copa Davis entre Argentina y Chile, que se disputará en San Juan, y el capitán albiceleste, Daniel Orsanic, tendrá como principal arma a Diego Schwartzman, un jugador que ya sabe lo que es jugar y ganar finales en esta provincia.

El Peque, actual número 16 del ránking mundial, atraviesa el mejor momento de su carrera y ya cuenta con dos títulos profesionales en su currículum (Estambul en 2016, 6-7, 7-6, 6-0 ante el búlgaro Grigor Dimitrov y Río de Janeiro 2018, 6-2, 6-3 ante el español Fernando Verdasco), pero en sus inicios supo llegar a la gloria en San Juan.

En el 2010 disputó el Future en el Banco Hispano y, junto a Facundo Arguello, fueron los máximos favoritos. No desentonaron luego de un excelente torneo y se cruzaron en la final el 30 de octubre, donde el tenista porteño cayó por un inapelable doble 6-1 ante su par cordobés en 50 minutos.

En aquella oportunidad Schwartzman tenía tan solo 18 años y tras el partido declaró que “erré muchos tiros que anteriormente venía metiendo. No tuve movilidad en la cancha”. Sin embargo, se llevó una sonrisa de la provincia porque se consagró en dobles junto a Guillermo Carry.

Cuatro años más tarde, el Peque regresó a San Juan con el objetivo de tomarse revancha por aquella definición perdida ante Arguello. Más maduro y en un gran nivel, llegó como el principal candidato a quedarse con el Challenger, también en el club ubicado en calle Paula Albarracín de Sarmiento.

Sorteó sin problemas las diferentes instancias y en semifinales se “vengó” de su amigo cordobés de aquel partido en el 2010 con un 6-4 y 6-3 para meterse en la final. Un día después, el domingo 19 de octubre, el tenista porteño sacó su chapa, aprovechó su gran momento y se impuso por 7-6 y 6-3 en una hora y 35 minutos ante el brasileño Joao Souza.

En ese momento y con 22 años, Schwartzman se coronó campeón en San Juan, fue a levantar el trofeo al Dique de Ullum y ascendió hasta el puesto 77º, el mejor de su trayectoria en ese entonces. “Estoy muy contento por la final. El primer set fue bastante parejo, mientras que el segundo se inclinó hacia mi lado. Ambos mantuvimos bien nuestros servicios, pero encontré el quiebre y me mantuve firme en los games siguientes, lo que es muy importante para quitarle confianza e incomodarlo en su saque. En el último juego pasó eso: él jugo un poco apurado, volví a quebrar y me llevé el partido”, reflexionó tras la victoria.

Este 2018 lo tiene en un gran presente, ya con varios torneos de Grand Slam a cuestas y con la responsabilidad de ser el favorito argentino para buscar la clasificación al repechaje ante Chile en San Juan, una provincia en la que ya saboreó el éxito y espera que se repita.