A los 69 años, el repaso de la vida de Teté Navarro se queda corto en una sola nota. Nacido en la calle San Juan, en el corazón de su amado Marquesado, José Antonio entró a la vida de los masajes casi como de casualidad. Paradógicamente, una lesión muscular rebelde y reincidente, lo empujó a convertirse en un héroe silencioso, a un protagonista siempre en segundo plano. Hoy, con 45 años de actividad y un ciclo de 13 años en UPCN, el multicampeón del vóleibol argentino, Teté agradece aquel momento porque con sus manos mágicas vivió cosas que jamás imaginó.

Hincha nacido y criado en Marquesado, Navarro debutó como futbolista en el Tricolor de la mano de Don Pancho Antuña. En esa temporada de 1973-74, Tete logró el ascenso a la Primera A, venciendo en la final a Arbol Verde en la cancha de San Martín. Ese recuerdo no se va más. Lo vive como si fuera hoy. Llegó la siguiente temporada y un desgarro crudísimo lo sacó de la cancha. No pudo recuperarse de esa lesión crónica y con 24 dejó la pelota. Apareció en su vida su mentor en el masaje: Don Cabral Díaz. Empezó ayudando, aprendiendo y se abriría así el camino de una trayectoria de 45 años siendo parte clave en todos los equipos que pasaron por sus manos.

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Marquesado fue el primero en su agenda laboral. Luego, un ciclo de 10 años en Sportivo Desamparados donde vivió el proceso de jugar en la Primera B. En el 2001-02 vivió con Villa Obrera la campaña histórica del ascenso al Argentino A, más tarde pasó por Atlético Alianza en dos procesos con Víctor Hugo Cabello y luego con Hubert Piozzi. Otro ascenso que ostenta es el de Sportivo Peñarol desde el Regional al Federal A, en la recordada final con Independiente Chivilcoy. Hasta que en 2012 apareció UPCN en su carrera y empezó un ciclo fenomenal que lo hizo vivir todos los campeonatos del Gremial, los Mundiales de Clubes y los viajes al exterior. También Tete, con sus masajes, se dio el gustito de ser parte del título del Torneo de Invierno del año pasado en su amado Marquesado.

‘Han sido momentos muy lindos los que viví gracias a ser masajista. Empezó sin pensarlo y por una lesión que no se mejoró más. Don Cabral Díaz, un masajista que atendía en los baños turcos que había en el centro antes, me ensenó y de ahí no paré más. Viví cosas increíbles, viajes, concentraciones. A Brasil, con UPCN fui más de 10 veces creo, igual conocer Roma, ir a Alemania y a Polonia son cosas que jamás imaginé que se podrían dar por mi oficio. Por eso soy un agradecido y amo lo que hago todos los días’ cuenta Teté en la previa de un nuevo viaje con los Gremiales para irse a Buenos Aires a jugar la Copa ACLAV.

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Pasaron muchos deportistas por sus manos. En el vóleibol, en el fútbol y en el ciclismo, que es otro de los deportes que lo apasiona: ‘En UPCN, muchas figuras pero todos grandes personas. Es lindo ahora ver cuando vamos a otras provincias, como ex-jugadores se acercan, me saludan con cariño. Eso creo que es lo mejor que me dio esto: respeto’.
En San Juan, futbolistas de todos los tiempos recientes no se quedan atrás en el recuerdo del Tete: ‘Muchisimos y con todos, una gran relación. Héctor Escrivá, Jorge Chica, Mario Artés, Jorge Desseff, Marcelo Ontivero, Fabián González, Omar López Abaca, Gustavo Torres. Ufff muchísimos y capaz quedo mal con varios por no mencionarlos, pero todos en el ambiente me demuestran siempre su cariño’.

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Con tantos torneos, partidos y conquistas vividas, Navarro pone en el ránking de sus más queridas a la conquista de la Liga Nacional de vóleibol contra aquel poderoso Bolívar, de Tinelli, en San Juan: ‘Fue especial, estadio lleno, contra el gran rival’. Luego, el ascenso al Argentino A con Villa Obrera: ‘Fue histórico ese equipo. Nadie lo tenía en cuenta y terminó subiendo’. Los colores del alma no están ausentes y el Torneo de Invierno con Marquesado está entre los que guarda con cariño por el amor a la camiseta. Y finalmente, en el vóleibol, aquel tercer puesto en el Mundial de Clubes, después de ganarle al SADA de Brasil por el calibre del rival enfrente.
En la vida personal, los masajes no están apartados del diario vivir. Sus hijos, Lucas y Víctor heredaron esa pasión y hoy son parte del Atlético San Martín y del mundo del ciclismo. Lucas tiene su consultorio particular, mientras que Víctor y Tete atienden en el Barrio FUVA.

‘Más no le puedo pedir a este oficio. Me dio todo y ahora, se proyectó en mis hijos Lucas y Víctor. Fue la decisión correcta parece. Uno siente eso día a día, trabajando desde el más bajo perfil para sumarle al equipo siempre’.