Las imágenes fueron tomadas por una cámara domo, móvil, que hace barridos sobre una amplia zona. Desde la esquina del boliche Le Brique, el dispositivo grabó en una secuencia completa el ataque criminal contra Fernando Báez Sosa. Se trata de los minutos que corren desde que el chico sale del boliche hasta que los rugbiers se alejan del lugar después del asesinato.

El registro, de pocos minutos, tiene gran importancia para la fiscal Verónica Zamboni, que contó con él —y con otras piezas periciales, algunas de resultado aún pendiente— para sostener la gravísima acusación que pesa contra los imputados, los deportistas de Zárate que pueden ser condenados a prisión perpetua.

Había agentes de Policía la madrugada del 18 de enero frente al boliche de Villa Gesell. Fernando pasa a metros de algunos de ellos cuando cruza la avenida, lleva la camisa en la mano (se le rompió en el cruce con los rugbiers dentro del boliche) y se lo percibe sereno. Hay gente en la vereda, un taxi esperando, son las 4.32.

Tres minutos después, un policía aleja a dos de los rugbiers, recién expulsados de Le Brique, a uno le da un leve empujón para que se vaya, pero los dos muchachos se quedan cerca, esperan a sus amigos, merodeando. Al parecer aguardan la oportunidad de atacar: la tienen cuando el reloj del video marca las 4:44. Es después de que los policías abandonan el lugar.

La grabación del domo muestra cuando cuatro agentes de la bonaerense caminan hacia la calle 102, donde había una pelea, y van a intervenir. Ni bien llegan los efectivos a la esquina, en ese mismo momento, el video muestra a otros jóvenes alejarse de un lugar donde algo grave estaba ocurriendo, junto a una fila de autos estacionados: a Fernando y uno de sus amigos, ambos en el suelo, los estaban pateando.

La investigación es como un puzzle, va construyéndose pieza por pieza, y las que faltan en esta secuencia del domo de Avenida 3 y Buenos Aires, los investigadores las obtuvieron de filmaciones que se hicieron con teléfonos celulares. Una lo muestra a Fernando de pie, tomando un helado con sus amigos cuando, sin advertencia, es atacado a golpes por la espalda y derribado.   

La otra pieza es el crimen grabado. Esos segundos de videos que conmocionan, Fernando recibiendo golpes y patadas, inconsciente, tendido en el suelo, agonizante.

Los policías regresan dos minutos después, 4:46, y algunos chicos se les acercan para contarles lo que había pasado. Casi simultáneamente, el video hace foco en los rugbiers alejándose, pasando por la puerta del restaurante Ciprianny, cuando se abrazan, se felicitan por lo que acaban de hacer. No están a más de 30 metros de donde dejaron a Fernando.

Luego se agrupan. El domo toma a los rugbiers yendo hacia la casa que habían alquilado. Detrás de ellos —algo que se había contado pero que aún no se había visto en imágenes— van tres policías.

Los agentes abordaron a los rugbiers; ellos les dijeron que estaban yendo a la casa. En ese momento no los pudieron vincular con el ataque. Horas después, con el aporte de otros testimonios, los ubicaron, los detuvieron y ya no recuperaron la libertad.

De las comisarías de VIlla Gesell y Pinamar fueron trasladados a la alcaidía de la Unidad Penal 6 de Dolores. Ocho de ellos están allí: Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Blas Cinalli, Luciano y Lucas Pertossi, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz y Enzo Comelli, imputados como coautores del homicidio doblemente agravado de Fernando Báez Sosa, por premeditación y alevosía, y los otros dos, juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, siguen el proceso en libertad, imputados del delito de partícipes necesarios.

Los detenidos cumplen una prisión preventiva —dictada por el juez de Garantías David Mancinelli— que fue apelada por el abogado de los rugbiers, Hugo Tomei, quien espera la resolución de la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores.

El trámite pude demorar unos días más de lo previsto, ya que el defensor también apeló el rechazo de Mancinelli de la recusación de la fiscal Zamboni, incidente que los camaristas recibieron recién este miércoles.