Cuando los investigadores policiales de la UFI de Delitos Especiales que dirige el fiscal Sebastián Gómez, llegaron a establecer que, por su apariencia y por la zona donde había ocurrido el ataque, el posible homicida del jubilado Mario Alday (78) no era otro que Ángel Nahuel Flores, un sujeto que hoy tiene 28 años pero con un antecedente que lo marcó para siempre: haber sido coautor del crimen del pequeño Yutiel Castro, que tenía 1 año y 7 meses y murió con el hígado destrozado, entre otas lesiones, en marzo de 2014.

“Si se mandó una macana, llévenselo, que lo pague, yo ya no sé como controlarlo”, dijo la madre de Flores, cuando un grupo de policías y funcionarios judiciales llegaron hasta su casa en Angaco, para buscarlo, alrededor de las 13 del último lunes.

Hacía dos meses que Flores había salido de la cárcel, donde estaba preso por cometer un delito contra la propiedad.

En las próximas horas se sentará ante un juez para escuchar las evidencias en su contra. En esa audiencia escuchará también que le imputarán un homicidio criminis causa, un agravante previsto para aquellos casos en que el homicida mata para ocultar su maniobra y lograr impunidad. Se castiga con perpetua.