En una nueva audiencia en el juicio por la desaparición forzada de Raúl Tellechea, prestaron declaración Ana Alida Rodríguez, exempleada de la UNSJ; Daniel Biassoni, concuñado del ingeniero desaparecido; y Ernesto Videla, representante legal de la Mutual al momento de la desaparición.  

La testigo Rodríguez (78 años) quien había sido citada a declarar porque anteriormente había sido una de las denunciantes contra los exdirectivos de la Mutual, ahora imputados, no se acordaba prácticamente de nada, ni siquiera de la existencia de la Mutual del Personal de la UNSJ, aunque fue socia de la institución hasta junio de 2006; además manifestó no conocer a los acusados y que le parecía haber visto alguna vez a Tellechea. 

El arquitecto Biassoni, en tanto, prometió al inicio de la declaración, en sentido irónico, no usar la frase "no me acuerdo". El exdocente y consejero superior de la UNSJ, se refirió a los detalles del croquis brindado por Cortez Páez (“el arrepentido”) donde se indicaba el supuesto lugar del enterramiento del cuerpo de Tellechea, en el Dique de Ullum. “Llegamos al punto indicado en el croquis, recorrimos el lugar, cuidándonos entre nosotros, porque había un vehículo claro, tipo Dodge 1500, estacionado vigilándonos. En el lugar señalado encontramos un enterratorio, de 1.80m x 0.80 cm. Impactados por este escenario, resolvimos volver a la ciudad, y el auto visto anteriormente, nos siguió”. Este hallazgo fue canalizado a través de los abogados de la familia de Tellechea en ese momento, Castro y Pontoriero, quienes informaron a la policía, según el testigo.  

Posteriormente manifestó que la justicia hizo un operativo de búsqueda, rastrillaje y excavación en el lugar señalado en el croquis. “Como era de noche fue necesario usar equipos de iluminación. Allí se observó que la tierra del enterratorio era distinta a la circundante. Los bomberos cavaron y no encontraron nada”, aseguró Biassoni, única persona del entorno familiar de Tellechea autorizada a presenciar el operativo.

El testigo relató que también buscaron al ingeniero en la obra del Centro Cívico, en ese entonces aún abandonada, sin resultados. Por último, habló de llamadas telefónicas recibidas, solicitándoles dinero "si querían saber algo de Raúl”. También se refirió a la circunstancia en que fueron amenazados para que terminarán con la búsqueda, sino los iban a "chupar".

Finalmente, Ernesto Videla, asesor legal ad honorem de la Mutual desde los años ‘80 hasta el episodio Tellechea, manifestó que -previo a la desaparición- los directivos de la entidad le habían consultado sobre un “supuesto” mal proceder del ingeniero con órdenes de compra y planillas de pago de sueldo. Y que habían acordado con Tellechea que éste no cobraría sus haberes en la entidad para devolver así lo obtenido con órdenes de compras no declaradas; no obstante, el ingeniero habría seguido cobrando su sueldo en planillas apócrifas, declaró.

Ante esta situación, el abogado dijo ante el Tribunal que les manifestó a los directivos que estaban equivocados, que tenían que hacer una comunicación oficial al Consejo Directivo de la Mutual y una reunión con el implicado, puesto que se estaban manejando fondos de terceros, y si no procedían de esa manera, serían corresponsables de las irregularidades. Videla relató que a la semana siguiente se enteró de la desaparición del informático y llamó a los directivos para recomendarles que hicieran una denuncia sobre las irregularidades, pensando que la desaparición tenía que ver con una estrategia legal pergeñada por Tellechea y su abogado. Con ese supuesto, él mismo acompañó a Miguel Del Castillo (Secretario de la Mutual) a realizar la denuncia en la sección Delitos y Estafas; luego no tuvo más noticias del asunto. Videla aclaró que por entonces la gestión de la Mutual ya tenía otro asesor legar, familiar de un directivo, y a él le consultaban pocas cosas. En ese contexto se alejó de la institución. 

Los imputados son Luis Moyano, Miguel Del Castillo, Eduardo Oro, Luis Alonso, Miguel González, Mario León, Sebastián Cortez Páez, Aurora Ahumada, Juan Marcelo Cachi y Alberto Flores.

Con información de la UNSJ