La interna peronista en Caucete, incubada en las elecciones de 2023, sumó en las últimas horas un nuevo capítulo que vuelve a tensar la relación entre la intendenta Romina Rosas y el sector que responde a la excandidata Sonia Recabarren. Esta vez, la controversia llegó de la mano de un duro descargo público de la secretaria Administrativa del Concejo Deliberante, Camila Rosales, hija de Recabarren, quien denunció maltrato laboral y presiones políticas que —según afirmó— derivan de su falta de alineamiento con el oficialismo municipal.
La fractura dentro del peronismo caucetero se arrastra desde los comicios provinciales. Rosas y Recabarren compitieron bajo el mismo lema, San Juan Por Todos, pero quedaron enfrentadas tras el resultado: la jefa comunal consiguió la reelección, mientras que Recabarren obtuvo los votos suficientes para ubicar dos aliados en el Concejo Deliberante. Desde entonces, los ediles referenciados en la excandidata se sumaron al bloque opositor, lo que hizo que el Ejecutivo perdiera la mayoría y que la dinámica interna del legislativo local se volviera cada vez más conflictiva.
En ese contexto, Rosales publicó un extenso mensaje en redes sociales en el que relató situaciones de hostigamiento que atribuyó a una asesora del presidente del Concejo, José Luis Giménez, y cuestionó el trato que —según aseguró— recibió de parte de la máxima autoridad legislativa.
“Hoy hablo desde el cansancio. Durante estos dos años he tenido que aprender demasiado rápido lo que significa trabajar en un ambiente cargado de tensiones, silencios, presiones y miradas que pesan más que las palabras”, escribió.
En el texto reveló que debió denunciar a la abogada María Alejandra Quiroga, asesora del titular del cuerpo, en un expediente caratulado “Rosales María Camila c/ Quiroga María Alejandra s/ CA – Orden Público”, y apuntó directamente contra Giménez: “La persona que preside el Concejo Deliberante del que formo parte no tuvo consideración. Conmigo, la vara siempre está más alta. La paciencia es menor. La empatía se diluye”.
Rosales vinculó sus experiencias a la disputa política que atraviesa el ámbito municipal. “La dinámica del Concejo, atravesada por influencias y decisiones externas por parte de la autoridad mayor del ámbito municipal, condiciona los procesos, genera desorden institucional y afecta directamente a quienes sostenemos lo administrativo”, sostuvo. Y añadió: “Mi situación personal —ser hija de alguien que integró otra lista dentro del mismo partido político— me dejó expuesta a presiones que no corresponden a mi rol”.
“Mi edad no me hace manipulable ni reemplazable; me hace más decidida a no permitir que estas prácticas sigan siendo la norma”, concluyó en su publicación.
Consultada por DIARIO DE CUYO, la funcionaria profundizó el planteo. “La denuncia la realicé hace un año contra una de las asesoras del presidente del Concejo Deliberante, Quiroga María Alejandra. No fui escuchada por la autoridad de mayor jerarquía del Concejo, el presidente, que minimizó lo que me pasaba. Lo hice porque volvieron a pasar cosas en mi lugar”, explicó. En esa línea, señaló que cuando no es “funcional a lo que ellos quieren pasan cosas”, en alusión directa al sector político que responde a la intendenta Rosas.

