Desde el inicio de la cuarentena, en marzo pasado, las panaderías registran una baja de ventas de hasta el 40% en todos los panificados, incluidos pan, tortitas y facturas. La razón, según fuentes del sector, es que cada vez más familias, por la pérdida de fuentes de trabajo y también para la economía del hogar, empezaron a amasar en sus casas, sumado a que, además, no hay clases y muchos panaderos eran proveedores de las copas de leche y de los comedores escolares.

"Cada vez es más difícil sostener el sector porque tenemos más competencia", dijo Manuel Rodríguez, de la Cámara Gremial de Industriales Panaderos. El dirigente dio a conocer que en la provincia hay unas 250 panaderías registradas, pero suman más de 1.000 los emprendimientos del rubro, muchos familiares, sin contar los que amasan en su casa y venden pan y semitas a los vecinos. "El que amasa en su casa no paga alquiler, ni personal y tampoco impuestos y con eso es difícil competir", sostuvo Rodríguez.

Luis Agulles, de Panadería La Estrella, dijo que también los ha afectado que no hay escuelas y tampoco pueden vender sus productos para la copa de leche y los comedores.

En cuanto a precios, hay una gran disparidad en la provincia. A modo de referencia, desde la Cámara Gremial de Industriales Panaderos sugieren un valor de 100 pesos para el kilo de pan, 12 pesos por una tortita y 200 pesos para la docena de facturas. Según Rodríguez, hace 6 meses que no se tocaban los valores, que estaban a 90 pesos el kilo de pan, 11 pesos la tortita y 180 pesos la docena de facturas.

Sobre los insumos, la bolsa de harina de 50 kg oscila entre los 1.200 a los 1.500 pesos, dependiendo de la calidad. Y viene de sufrir incrementos de entre el 10 al 20%.

El otro fenómeno de la cuarentena es que muchas familias también empezaron a hacer el pan para el consumo en la propia casa, fuera de los que optaron por vender el producto en el propio hogar, u ofrecerlo en algún almacén de las cercanías. Contra esta opción es que los industriales panaderos se quejan.

Una opción para el sostén familiar


Alicia Agüero, tiene 9 hijos, aunque ahora sólo 4 están con ella. Y a su marido, que es obrero de la construcción, con la pandemia le cuesta conseguir empleo. La opción para ayudar en la economía familiar fue empezar a amasar en la casa y vender pan y tortitas a los vecinos e incluso puso en cartel en la puerta. Vende la pieza de pan a 50 pesos y las tortitas a 7 pesos. Y los fines de semana le suma empanadas para ayudar a sostener el presupuesto del hogar. "Fue una salida, porque la plata no alcanza", dijo la mujer. Es que con el alquiler de la casa, la luz y el agua, necesita unos 12.000 pesos al mes, sin contar la comida.