A partir de este sábado, San Juan cuenta con Embajadora I y Embajadora II de la Fiesta Nacional del Sol. Por primera vez, la provincia dejó de lado el término reina y virreina para dar paso a una nueva era en torno al valor que se le da a la mujer. De ese modo, sin corona ni banda, recibieron su cargo Lucía Marcela Ponce, quien representó a San Martín, y Ana Paula Anzor, quien representó a Chimbas. Pero, ¿quiénes son ellas?

Lucía tiene 25 años, es técnica superiora en Rayos X y emprendedora ambiental. Además, es mamá de un nene.

La joven realiza productos escritos en Braille y lápices que son como semillas. "Mi emprendimiento es Esbra, que significa escritura Braille. Es una empresa dedicada a la producción de piezas con este tipo de escritura. Hacemos desde cartas gastronómicas hasta productos como mapas que incluyen escritura Braille", contó a DIARIO DE CUYO lurgo de ser electa en su departamento. 

Y agregó: "También estamos produciendo lápices plantables. Le dimos una especie de circuito cerrado a nuestra producción, eso significa que desechamos menos papel. Las imprentas tienen mucho desperdicio de papel y con eso hacemos lápices plantables -son lápices que pueden hidratarse y utilizarse como semillas de albaca y tomate entre otros productos-. Ahora estamos recolectando sobras de papel de otras empresas. Estamos beneficiando a mucha gente con esto".

Por su parte, Ana Paula tiene 26 años y es bailarina de danzas folclóricas. "Me dedico 100% a la danza, y este año tuve varias obras en el Teatro del Bicentenario. Estuve en el estreno mundial de La flauta mágica. Soy parte de un ballet independiente, sin subsidios. Trabajamos a pulmón y a corazón. Con ellos representaremos a San Juan en el Pre Cosquín en una sede en Santiago del Estero y ganamos para representar la provincia en el Festival Nacional de Malambo", comentó la joven a DIARIO DE CUYO, antes de contar que además estudia un profesorado de danza folclórica argentina y hasta hace poco trabajé como DAI en Angaco, pero se me complicó con los viajes.

Su proyecto se basa en una plaza bioeducativa que busca impulsar el conocimiento sobre el medio ambiente y el reciclaje en una plaza pública. Incluye para los chicos un espacio con equipamiento reciclado, como juegos infantiles y aparatos de eco-gimnasio.