Días atrás, 21.000 toneladas de diésel se derramaron en dos ríos ubicados en el Círculo Polar Ártico, uno de los ecosistemas más vulnerables de la Tierra. Mientras las autoridades rusas intentan paliar el caos, los ambientalistas dicen que se tardará una década en recuperar el hábitat.
Subrayan que "las poblaciones de manadas de renos se han reducido en casi un 50% en las últimas dos décadas".