Con simpatía y un estilo que cultivó a lo largo de su exitosa trayectoria, Christophe Vladimir Bernard Krywonis conquistó a la Argentina desde su llegada en 1989, cuando arribó a Las Leñas (Mendoza) con Francis Mallmann y, mas tarde, se estableció en Buenos Aires. Hoy, como jurado estrella de Bake Off Argentina, que sale por la pantalla de Telefe todos los domingos conducido por Paula Chaves y con Damián Betular y Pamela Villar completando el tribunal calificador; no tuvo dudas en afirmar que, en su segunda temporada, el ciclo grabado el año pasado, se convirtió también en un boom en las redes sociales, donde los seguidores comentan las emisiones todas las semanas. En diálogo con DIARIO DE CUYO, el cocinero que nació hace 55 años en Francia, participó en la ArgOliva San Juan en 2018 y se sometió a una cirugía bariátrica para tratar la obesidad en 2019, dio sus sensaciones sobre el furor de la gastronomía en tiempos de coronavirus y aislamiento social. Además, con experiencia como juez de concursos culinarios de TV, relató de qué manera palpita las repercusiones del envío en el confinamiento y como activo usuario en la web -sólo en Instagram ya tiene 274 mil seguidores-, haciendo foco en la etapa que arrancará el programa esta noche, con el repechaje para los 8 aspirantes eliminados; de los cuales, sólo 3, podrán volver a la carpa más famosa del país, al superar los dos desafíos propuestos.


  - ¿De qué manera analiza el éxito de Bake Off este año?


- Grabamos en agosto de 2019. La verdad, fue una desgracia con suerte que no saliéramos al aire en septiembre pasado, como estaba previsto. Que saliéramos en estos momentos, fue una bendición para Telefe y para nosotros ¡Nunca nos imaginamos que sucedería algo así! En estos tiempos, acompañar a la gente es un alegría. Ir todos los domingos en estas épocas de aislamiento, es muy lindo para todos. Hay mucha pasión que no ví antes y me recuerda a la época de MasterCheff (NdR: se emitió en 2014 y 2015, a cargo de Krywonis, Donato de Santis y Germán Martitegui), también hay calidad en los concursantes. 


- ¿Hay expectativas con el repechaje? ¿Va a cambiar el panorama con el regreso de los expulsados y quienes continúan en carrera?


- Muchas, porque vuelven todos los participantes que ya se fueron, que tendrán la oportunidad de volver a la carpa. Había un grupo de gente muy agradable por su calidad humana y su trabajo de pastelero.


- ¿Cómo recibió la explosión de la audiencia en las redes?


- Se ha vuelto pasional. Los otros días, vi el comentario de una mujer en Twitter que escribió que si no volvía Marcos, el último de los participantes que se fue, ella no iba a ver más Bake Off. Me da gracia y ternura, porque no es más que un juego y son expresiones pasionales pero muy sanas. La gente se entretiene mucho.


- ¿Opina que el objetivo de entretener va más allá del producto?


- Con el encierro, las personas volcaron su pasión al programa. Hay gente que no se imaginaba cocinar hace seis semanas y durante la cuarentena se volcó hasta a la pastelería, es muy interesante.


- ¿Hay una explicación? ¿Por qué se convirtió en un fenómeno por sobre otras disciplinas?


- Es una necesidad comer y es un placer hacerlo bien, ahí está la fórmula. Cuando uno está en casa y no puede hacer nada; además de limpiar, algo que no es de lo más agradable, uno quiere entretenerse. La cocina es una fuente de diversión, eso hace que uno se conecte a la cocina y la pastelería de una manera lúdica y constructiva. Es bueno dar placer comiendo. Yo tengo placer en cocinarme y también agasajo con mis panes a vecinos, a mi familia y doctores que pasan a buscarlos.


- ¿Es una actividad artesanal?


- Es algo totalmente casero, a pulmón y con muchas ganas. ¡Me va muy bien! Son panes de campo de masa madre con harina artesanal en un horno de cocina común y corriente, en el que puedo hacer dos panes por día, a duras penas. Es mucho trabajo, pero la gente se queda contenta y me gusta sacar una sonrisa con algo rico. Además, como estoy mucho en las redes, trato de inculcar como hacer de comer sin salir de casa, con los ingredientes que tenemos en la alacena. 


- ¿Al aislamiento lo cumple junto a su familia?


- Yo vivo solo, mi familia vive cerca, estamos haciendo cuarentena cada uno en su casa. Hace tres días, vino a verme mi nieto con su mamá. Fue muy duro, porque el abrazo que nos dimos fue contenido con barbijo, siempre estuvimos a un metro y medio de distancia, hasta en la mesa para la comida. Después, se fueron y él se quedó muy triste, es un momento que hay que pasar, que va a marcar su mente y su vida a futuro como a nosotros, pero ellos son jóvenes.


- ¿Está en alerta por la situación en su país natal?  


- La zona más afectada por el coronavirus es la del Este y noreste de Francia. Gracias a Dios, mi familia está en una región resguardada.


- ¿Alguna vez quiso volver? ¿Qué es lo que más le costó asimilar de la cocina argentina?


- Las Leñas fue el primer lugar al que llegué. Cuando tuve la oportunidad de irme a París nuevamente, ya estaba muy enganchado con la sociedad tanto de Argentina como de Uruguay. Me quedé, porque me gustó. No tuve ningún problema en adaptarme a la gastronomía, es muy agradable y amena. Nunca me arrepentí de quedarme acá, me encanta.