Rodolfo Luis González es conocido por la fanaticada ricotera como “El Soldado”. Desde ‘Tren de Fugitivos’ (en 1997), su álbum fundacional -que tuvo a Indio Solari y Skay Beilinson como invitados- hasta su más reciente producción ‘Haiku Blues’, mantiene en todos estos años un estilo forjado a base de muchas zapadas y punteos de guitarra.

Pero no se queda solo en el rock & blues tradicional, también va conectando con lo folklórico, el tango y otras rítmicas para condensar una obra multiespacial.

Por eso dijo en otras oportunidades que “el rock se nutre de muchas corrientes, cuando uno va creciendo y desde chico entrenás una cultura musical, con el paso del tiempo, vas ampliando los sentidos. Para mí la música es siempre atemporal”. Después de haber brindado un show excepcional el año pasado, “El Soldado” regresa para la segunda parte nuevamente en Mamadera Bar este sábado 18 de octubre.

En diálogo con DIARIO DE CUYO, el músico reveló su momento artístico y lo que piensa de la escena actual, de la calidez de los sanjuaninos y de su mirada respecto a su rol como artista en un contexto social que no da respiro.

– Volvés a San Juan en el marco de tus 28 años de escenarios. ¿Qué lugar ocupa esta provincia en tu recorrido musical y emocional?
– Este de los puntos que siempre tocamos porque bueno, desde el principio, como decís con casi 30 años de carrera, lo que es Cuyo o bien, San Juan, Mendoza y San Luis, es la región que sí o sí hay que estar y forma parte de nuestro itinerario. Lo más sorprendente es cómo la gente responde ante nuestra propuesta. Siempre me quedó grabado en la memoria la primera vez que vine. El público sanjuanino es muy rockero, muy entusiasta y muy fervoroso. Por eso es una de las cosas que hace que uno retorne con tantas ganas.

– En tus últimos shows, ¿qué repertorio estás eligiendo y cómo dialogan tus clásicos con las canciones nuevas?
– Bueno, con la con la cuestión del repertorio, es inevitable que giremos con todos los discos. Sacamos canciones de acá y de allá, obviamente, la gente misma nos pide las canciones que más tiene en su memoria. Y las quiere escuchar de nuevo, eso no se puede negar, porque forma parte de este ida y vuelta tan bueno que tenemos. ¿Cómo se dialoga con los clásicos y los nuevos? Bueno, a las nuevas hay que trabajarlas bien para que la gente las escuche, pero finalmente, la palabra y las canciones son más de la gente que de uno. Hay que ir mechando y forma parte también del trabajo y del paso del tiempo de la misma obra.

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– Tu disco ‘Haiku Blues’ parece condensar una búsqueda más introspectiva. ¿Qué te llevó a ese estado y qué intención intentás transmitir con él?
– Tiene una musa que es más introspectiva, viene a ser de estos discos que yo los llamo de alguna manera, como de transición, porque el rasgo que tiene es que cambian un poquito la mirada y la dinámica. Es parte de una búsqueda. Son canciones más cortas con una lírica más poética y en sentidos metafóricos. Digamos un poco más conceptual. Letras con algunos guiños a cosas que me identifican. La introspección me parece que es esa. Cuando a veces toca tener que cambiar, se pone un poco más a mirar el interior mío.

– Vivís en Villa Gesell desde la pandemia. ¿Cómo impactó ese cambio de paisaje en tu forma de componer y de pensar el oficio?
– Bueno, obviamente la pandemia fue algo que no sé si ponerlo como un antes y después en nuestra historia, digamos, en nuestra historia de país. Así que todo fue un cambio brusco, de cosas, de formas y cosas que hacer y aprender. Entonces, para mí fue una de esas experiencias que no resultaron como “se sacan cosas buenas de esto”, no. Creo que no es necesario pasar por tragedias para sacar cosas buenas. Sin embargo, sigo aquí en Gesell desde ese momento y el paisaje para mí me impactó y me cambió por suerte para bien. Esto es un lugar de regreso y de descanso, es como mi lugar en el pueblo. Junto al mar, todo tiene su gracia. Hasta la forma de componer y de pensar me cambia. Igual estoy componiendo muy poco ahora, porque me parece que todo tiene que tener tiempo de maceración. Y bueno, quizás eso fue lo que me generó sacar Haiku Blues.

– Haber sido parte del universo ricotero en primera persona desde adentro ¿qué aprendizajes de esa etapa siguen latiendo en tu música hoy?
– Los redondos siempre fueron una gran influencia para mí, no quiere decir eso que yo copio o me afilie, la línea compositiva de ellos. Y es muy difícil que lo pueda hacer, porque el Indio Solari es uno de los mejores letristas de la Argentina y de la música popular. Pero lo que me sigue quedando es un gran aprendizaje. Sobre todo de la forma de trabajar, de cómo fueron mis momentos para lanzarme en la música, con todo lo que tiene que ver entrar en escena. La música de Los Redondos siempre estuvo en mí y sigue estando hoy más que nunca. Pero también está muy fuerte en la memoria de los chicos, de chicos que quizás nunca lo vieron en vivo. Fijáte, que pasaron Los Redondos más años separados que juntos, sin embargo, hoy en día siguen siendo una enorme influencia en todas las generaciones. Eso ha sido algo muy fuerte en la vida.

– ¿Cómo ves el estado actual del rock argentino? ¿Sentís que sigue siendo una herramienta de expresión crítica o se volvió más decorativo en estos tiempos líquidos?
– Creo que en estos últimos tiempos que el sello de Los Redondos, La Renga, que están siendo muy copiados. Como lo fue también en su momento, que copian a Calamaro. Pero por otro lado, hoy están saliendo otras bandas con otras cosas que están muy bien. Sinceramente no escucho mucho lo nacional. Hay grupos que están saliendo muy bien con propuestas interesantes en el indie y en el pop. Me parece que los grupos pop siempre tuvieron buenas ideas y los grupos de rock, son buenos en el pulso de los instrumentos. Cerato fue uno de ellos. Además, cuando los músicos quieran expresarse sobre algo, lo hacen, no es que sean anodinos en eso. Y cada uno tiene sus formas de decirlo. Pero de todos modos, el rock va a seguir vivo aunque no sea lo que más se escuche. Seguirá esto de por vida, porque el rock es lo que nuclea todo. Y por otro lado, las nuevas bandas convocan de manera impresionante, entonces a mí me alegra mucho. No podría nombrar a alguien en particular, para no quedar en falta. Pero sé que hay muchos grupos que muestran lo suyo y tienen un espíritu nuevo de realización que me entusiasma.

– En tiempos de algoritmos y plataformas, ¿cómo convivís en esta era digital de “redes antisociales”, fake news, bitcoins, teletrabajo y burbujas especulativas?
– Todo pasa por este nuevo modo de comunicación y de llegada. Es más, el dinero ya no es algo que podemos tener, es algo virtual. Todo es número efímero. Las fake news son efímeras, las bitcoins parece que son de verdad y también pueden ser este efímeros, todo tiene una cosa muy rápida, ¿no? Creo que es un momento donde hay que adecuarse y tiene que ver con la tecnología del trabajo, todo viene cambiando desde la industria musical y hay que tener cierto de conocimiento de eso, pero si no entendés de estas cosas, te perdés bastante.

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– En tus letras hay una sensibilidad por los márgenes, los perdedores, los que resisten. ¿Cómo se resignifica eso en este contexto social y político que está sufriendo el pueblo argentino y la nación en su conjunto?
– No estamos pasando obviamente un buen momento. No es difícil de verlo. Los que tenemos más o menos años de vida en este país, no hace falta tener tanto intelecto para no tener una visión de lo que pasa. Ojalá podamos mejorar para el bien de todos, porque nos merecemos una vida mejor. Por eso, en mis letras, los personajes no son del todo tan perdedores, hay algunos ambiguos. Pero el héroe moderno nuestro, hace años está entre nosotros y le toca perder como a todos nosotros. Nuestros héroes sufren, son sensibles, se resisten y bueno, nos enseñan a resistir en estos momentos duros. Mis personajes son así, de alguna manera, vienen de la sensibilidad que tenemos adentro.

– ¿Qué te gustaría que quede de tu obra cuando ya no estés en los escenarios? ¿Qué legado te interesa dejar?
– Quisiera dejar alguna cosita de mi obra y que quede, porque uno es un ser muy pequeño en este universo inmenso. Pero me gustaría, aunque sea, que una canción figure en el libro de la música popular argentina. En realidad, lo interesante es el hacer hoy y estar agradecido con lo que uno hace.

DATO

El Soldado. 22 hs. Mamadera Bar (Lateral de Circunvalación 1959 norte). Entrada: $20.000. Con Armandos y El último bondi como bandas invitadas. Anticipada: EntradaWeb.