La largada, frente a la Catedral, fue el puntapié inicial para una carrera que dejó de ser conocida solamente en el ámbito sudamericano. San Juan se incorporó al mundo profesional con determinación y fuerza. Con la decisión de prolongar su presencia en un estamento al que pocos pueden y tienen argumentos para acceder.
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Los paisajes sanjuaninos fueron vistos en distintos países. La carrera superó expectativas en lo deportivo. Ahora queda consolidar todos los aspectos, inclusive el turístico para que siga creciendo.


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La Vuelta a San Juan superó con creces su primer examen dentro del mundo profesional de la UCI (Unión Ciclista Internacional). Consiguió lo primordial que era sorprender al planeta ciclismo con la pasión que despierta este deporte en la provincia. Y, también, logró dejar de ser conocida en el ámbito sudamericano para ingresar a paso firme en la consideración internacional.


Como primera experiencia tuvo errores que en el balance general no incidieron. Nadie aprende a caminar sin pegarse un porrazo. La caótica llegada de la primera etapa quedó en un acto fallido que le sacó canas verdes a algunos dirigentes, pero que no volvió a repetirse. 


Hubo sí, algunos temas que deberán anotarse, para no olvidarlos y a la hora de organizar la próxima edición, corregirlos. Como el de instruir a propios, gente de la organización, y extraños, entiéndase agentes de Policía, que si una persona cuenta con una acreditación o una movilidad y exhibe las autorizaciones otorgadas por quienes montan el evento, deben respetarlos. La cantidad no hace la calidad y eso ocurrió con las veinte motos de la división motorizada, varias de ellas en vez de sumar, restaron, porque algunos se subieron a un ‘caballo’ de autoridad mal entendida que complicó la labor de los medios de prensa. O por lo menos a DIARIO DE CUYO, cuyo equipo lleva no una, centenares de carreras y se le quería indicar cómo viajar en un pelotón (?).


El otro tópico en el que habrá que barajar y dar de nuevo es en el trato de la prensa local con la extranjera. Hubo una conferencia de prensa de Tom Boonen a la que no se invitó a los medios sanjuaninos. Los que mantienen viva la llamita del ciclismo en el interés del aficionado durante todo el año. No se solicitan privilegios, solo igualdad. Es verdad que lo que ellos publiquen lo conocerá el mundo, pero no hacen más que difundir lo que durante todo el año promueven los medios locales. 


Por lo demás, la gente que nos visitó dio el fallo más elocuente: la Vuelta a San Juan merece seguir en el calendario internacional. Y lo merece porque la gente que trabajó en la organización, en todos los ámbitos, puede haber contado con inexperiencia y haberse equivocado en algunos aspectos; pero demostró cintura, voluntad y fortaleza para reformularse y ofreciendo la mejor cara, superarse.


Si bien importaba abrir la Vuelta al mundo, también es positivo lo generado localmente. El secretario de Turismo de Iglesia, Sergio Cámera, ya le propuso al gobernador Uñac llevar la carrera a Rodeo para que toda el paisaje de Cuesta del Viento se integre a la oferta turística. Se mejoraron rutas y servicios, se logró que San Juan esté en boca de todos a través del ciclismo. Se entró al primer mundo a paso firme y decidido, con la convicción de que siempre se puede mejorar. La prueba fue superada. El reto será consolidarla.
 


La más importante de Sudamérica


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La Vuelta a San Juan 2.1 se convirtió en la carrera ciclista más importante de Sudamérica. Carreras con más historia, como las Vueltas de Uruguay, Colombia y Venezuela, más otras cinco carreras brasileñas (Vuelta a Río Grande do Soul, Tour de Río, Vueltas a Paraná, Santa Catarina y San Pablo) tienen categoría 2.2 (abiertas a los equipos amateur). Solamente tres pruebas más en otras partes de América la igualan: el Tour de Alberta (Canadá), el de Costa Rica y el Commonwealth Cycling Classic (EEUU). Y la superan en categoría el Tour de Utah y Colorado Classic 2HC (clásica histórica) y el Tour de California 2UWT (integra el calendario World Tour).