A los 94 años partió de este mundo un hombre tan polifacético como familiero, que se graduó de ingeniero civil, ejerció la docencia y se desarrolló en el mundo de las artes. Como escritor, publicó 20 libros -principalmente cuentos- y como artista plástico nunca paró.

Todavía con una energía que lo mantenía en plena actividad, Elías Posleman no pudo superar su afección de coronavirus y hoy martes se convirtió en la quinta víctima fatal por la pandemia en San Juan, según confirmaron desde su entorno más cercano.

Hijo de inmigrantes libaneses, Elías era el que ayudaba con los dibujos para las presentaciones escolares de sus 8 hermanos. Y también desde niño fue un católico muy practicante y tenía un cariño especial por Barreal, que surgió por las visitas en vacaciones a la casa de un tío. Varios de esos paisajes los llevó a su mundo de cuadros. Una particularidad es que era daltónico, por lo que sólo utilizó el blanco y el negro para sus creaciones.

Incansable. Elías Pósleman estuvo activo hasta último momento como artista plástico. Hijo de inmigrantes libaneses afirmaba que más que argentino él se sentía sanjuanino.

Su padre, que instaló un almacén de ramos generales, falleció cuando Elías tenía 6 años. Su madre lo vio crecer y siempre lo alentó para desarrollar sus inclinaciones artísticas. Se casó con Elba Oro, a quien cariñosamente llamaba su ‘pichona’, y de sus 5 hijos llegaron después 17 nietos.

Su ‘pichona’ falleció en 2015, época en la que ya era “re-re-jubilado”, como afirmó en un artículo del año pasado en DIARIO DE CUYO, publicación que surgió por su exposición ‘Tríos’, que ya había pasado por el Centro Cívico y se preparaba para la Legislatura. También reconoció que con la partida de su esposa se apagó su faceta de escritor, pero que el arte seguía dándole “una felicidad incomensurable”.

Y en aquel artículo en el que demostró su amor por la familia y la vida también se refirió a la muerte: "Francamente me cruza por la mente el tiempo que me queda de vida; no es que sea una obsesión, es saber que uno no es eterno. Yo pensé que iba a estrenar el panteón y al final fue mi pichona, pobrecita... Lo último que dijo fue 'Quién va a cuidar a mi pichón?', que era yo..."

Familiero: “Por ahí viene un nieto y me dice 'Nino, esto está feo'. Mi imaginación llega hasta ahí, así que si viene alguien y opina; y me agrada, lo hago. Si no me gusta, lo rompo. Quiere decir que el autor no soy sólo yo", afirmaba de sus últimas creaciones.