Enardecidos, cerca de 50 vecinos de Alto de Sierra, Santa Lucía, cortaron el tránsito en la intersección de calle Urquiza y 25 de Mayo, del mismo departamento. La movilización -que comenzó a las 18 y con fuego de por medio-, surgió por el nuevo recorrido de la línea 12 de colectivo, lo que trajo aparejado una inmensa ola delictiva que, tan sólo el día jueves, dejó saldo de 4 robos. DIARIO DE CUYO dialogó con una de las vecinas para interiorizarse sobre la compleja situación del barrio.

 

Andrea Rodríguez, vecina de Alto de Sierra, comentó que los asaltos son feroces: armas, golpes, ancianos y niños víctimas a toda hora del día. El conflicto es de larga data, en enero -por obras cloacales- la circulación por calle 25 de Mayo fue interrumpida. El tiempo pasó y la obra finalmente se concretó hace dos meses, con su consecuente pavimentación. Desde ese entonces, los vecinos reclaman a la empresa Alto de Sierra que el servicio de la línea 12 retome su recorrido normal por esa calle y no continúe por Avenida Libertador, por donde forzosamente debía transitar el micro debido al corte. 

 

El inicio de la protesta

 

Durante el tiempo en que la línea 12 no pudo circular normalmente por 25 de Mayo, los vecinos se veían obligados por la circunstancia a recorrer un largo camino desde sus casas hasta la parada, en Libertador. El drama vecinal inició en ese momento, cuando el trayecto fue rápidamente cooptado por la delincuencia para aprovechar la situación indefensa de los vecinos. La gota que rebalsó el vaso fue que este jueves se sucedieron 4 asaltos, uno de ellos a una anciana: Rosa Araya.

 

La dinámica delictiva, de acuerdo a lo relatado por Rodríguez, funciona de la siguiente manera: los asaltantes se esconden en un parral ubicado a la salida del barrio, y, a cualquier hora del día, desenfundas sus armas para amedrentar y golpear a todos los que pasen por 25 de mayo. 

 

La solución que reclaman los vecinos es que la empresa Alto de Sierra restituya el recorrido original del 12, es decir, que ingrese al interior del barrio. De esa manera, especulan, disminuirá un poco el duro impacto que el peso de la delincuencia carga sobre sus espaldas trabajadoras todos los días.